Baena posee una rica artesanía desarrollada en torno a la fiesta de la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional gracias, en parte, a la peculiar figura del cofrade llamado Judío, del que llama especial atención su indumentaria.
En la fabricación totalmente artesana de “tambores de Semana Santa”, sin duda los protagonistas, destaca la realización de una caja cilíndrica que se hace a partir de una tira de latón. La pieza más delicada del tambor son los “chillones”, gruesos y de tripa. Los “parches” han de ser de piel de cabra o chivo para que el tambor suene bien y van sujetos con un cordel y unas 18 ó 20 anillas de cuero.
Su construcción artesanal mantiene un oficio que se transmite de generación en generación.
El metal destaca en los uniformes de las hermandades durante la Semana Santa. La elaboración del “casco” se comienza marcando la lámina de latón, se recorta posteriormente con las tijeras y, después, se realizan los repujados a cincel. Contiene una cola, blanca o negra, formada por “liñuelos” (agrupaciones de cerdas de la cola de caballo). Los “fondos de tambores” –oficio de hojalateros-, se realizan también labrados y repujados a cincel.
Estandartes, palios, vestimentas de imágenes sagradas y de hermandades.
El “traje de judío” se confecciona en un taller de sastrería. Para ello se hace indispensable el bordado de la chaqueta roja de judío, hecho de gran tradición en Baena.
El bordado es el arte de ornamentar a través de un conjunto de hebras de hilo cosidas sobre una tela que sirve de base.
En Baena ha sido tradicional la práctica alfarera, tal y como demuestra la denominada calle “Cantarería”, que señala la ubicación exacta e importancia que antaño alcanzó este gremio; de lo que en la actualidad sólo se conserva el alfar situado en la calle Coronel Adolfo de los Ríos. Entre las piezas confeccionadas cabe destacar: cántaros, botijas de ganaderos, cantarillas de pijote, bebederos y cangilones que, atados a la rueda de las norias, servían para sacar agua de los ríos. Pero el desarrollo social e industrial ha provocado que la mayoría de ellas ya no se utilicen, dando lugar a la lamentable desaparición de estos alfares.