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Cultura y Turismo

Castillo de Baena

Castillo
de Baena

HORARIO
Lunes: cerrado
De martes a viernes: 9:30h – 14h
Sábados, domingos y festivos: 10h – 14h

CONTACTO
Pl. Palacio 4

RECINTO FORTIFICADO CON CARÁCTER MILITAR
El origen del actual emplazamiento de la villa de Baena hay que situarlo en un hisn (castillo) árabe de nombre Bayyana que ya existía en el siglo IX. Bayyana aparece en las fuentes en relación con la rebelión muladí de Umar ibn Hafsun en la segunda mitad del siglo IX, quien logrará conquistar Bayyana en el año 890 d. C. Este mismo año el emir Abd Allah vence a Umar ibn Hafsun en Bulayy (Aguilar de la Frontera) y establece un cuerpo de caballería en la alcazaba de Baena, ahora convertida en madina, pasando entonces la capital de la cora de Cabra a Baena.

Poco sabemos de Baena durante el periodo califal, salvo su próspero crecimiento y el despunte de alguno de sus ciudadanos. Tras la caída del califato, Baena es saqueada por los beréberes, que interrumpen su desarrollo.

Sobre el paso por la localidad de almohades y almorávides hay que decir que el 11 de julio del año 1165 d.C., en el nacimiento del río Marbella, junto al abrevadero del río Luque, se tiene constancia de una batalla entre ambos. En la intervención arqueológica (2007-2010) se han constatado indicios de una fase constructiva que puede asociarse a este periodo o incluso a un momento anterior.

Baena llegó a manos cristianas sin apenas resistencia en agosto de 1241 d.C. Será a partir de ahora cuando Bayyana se convierta en la Baena cristiana. Permaneció como posesión de la corona durante todo el siglo XIII y la mayor parte del XIV. Los sucesivos monarcas Trastámaras intentarán convertirla en señorío desde 1386 hasta 1448, fecha en la que los habitantes de la localidad reconocen su dependencia. Es en estos momentos cuando se data una primera reconstrucción del recinto fortificado, para seguir garantizando la seguridad en una época todavía de continuos conflictos.

La visita al castillo de Baena le trasladará a una época de traiciones y batallas, de amoríos imposibles y singulares hazañas. Su dilatada historia sigue ahí, oculta entre los restos de su glorioso pasado, esperando la llegada de quien desee encontrarla.

Desde el siglo XVI es utilizado como Palacio de los Duques. Diego Fernández de Córdoba, III Conde de Cabra, fijó su residencia en el castillo desde principios del siglo XVI y le fue dando un carácter más palaciego.

Como elemento más reseñable observamos la apertura de vanos y puertas en los muros hasta ahora inexpugnables, junto con la nueva compartimentación de los espacios generada por la construcción de numerosas dependencias tanto para los señores como para su servicio, estancias domésticas cubiertas, patios porticados, etc.

El castillo fue cedido en 1401 por Enrique III al Mariscal, don Diego Fernández de Córdoba, con la oposición de los habitantes de la ciudad, tomando posesión en 1438. En posesión de esta casa, tuvo un huésped ilustre en el año 1473, don Gonzalo Fernández de Córdoba, que estuvo preso durante tres años, traído desde el Castillo de Santaella. El Mariscal, señor de Baena, residía en su castillo habitualmente hacia 1456. Cuando en 1455, al regresar de Sevilla con la reina doña Juana, pasó por Baena Enrique IV alojándose en él.

En agradecimiento a la acogida que le dispensaron, hizo Enrique al Mariscal, Conde de Cabra. También, se hospedó en este castillo Isabel la Católica, en 1485, y el Rey Católico, en distintas ocasiones durante la guerra de Granada. El estado de Baena pasó a ducado por real célula de Felipe II, fechada el 19 de agosto de 1566.